martes, 31 de agosto de 2010

El segundo oficio más antiguo del mundo

El oficio del periodista, el periodista justiciero, la malformación de nuestros públicos...

(Trabajo en proceso, desde la discusión vespertina en casa de Miguel Ángel Vichique).

martes, 10 de agosto de 2010

Profesionales del pesimismo

Dice Héctor Aguilar Camín en su colaboración para Milenio de este martes 10 de agosto: "La conversación pública mexicana parece un café español de los de antes, un enjambre de iras y quejas, dicterios y fulminaciones que se satisfacen con enunciarse, antes de irse a dormir tranquilo".

En esta fiesta nacional del pesimismo, acusa, "nunca la prensa mexicana ha sido más crítica, más inconforme, más desencantada y más intratable que ahora; nunca ha sido más diversa, más influyente, menos sujeta a controles y más rentable como negocio que ahora". Es una Casandra próspera, bien pagada.

Sigue: no es que el pesimismo y la crítica estén de moda, es que son el boleto de entrada al mercado de la credibilidad pública. Y la gran pregunta, la gran provocación: ¿cómo hemos llegado a este otro extremo de la falta de rigor crítico que es criticarlo todo?, "puede ser la excrecencia histórica de medios que vivieron décadas de mordaza y ahora retozan de más sin ella".

Agrega una nota magistral en su colaboración del jueves 12 también para Milenio: la prensa es "un poder plural pero poco democrático. Sólo existe a plenitud en un entorno de libertades públicas y gobiernos incapaces de controlarla", paradoja sobre la que sostiene una provocación iluminadora: "el ágora moderna no es la suma de los espacios sociales comunes, sino de los medios privados que forman la opinión pública" (!!!)

Mi siguiente agregado es hasta el 25 de octubre, de un artículo provocador de Jesús Silva-Herzog Márquez en Reforma: "...hay otra tendencia paralela al fin del periodismo tradicional: el angostamiento de los espacios comunes, la paradójica disminución de la esfera pública. El lector-elector (...) depende cada vez menos del diario hegemónico de su ciudad y del noticiero de la gran cadena por la noche. Se informa con un paquete de información hecho a su medida. Lee lo que quiere leer; ve lo que quiere ver; escucha lo que quiere escuchar. El periodismo deja de ser una ventana para convertirse en una cazuela de espejo. Información para confirmar lo que se piensa y para reforzar los prejuicios. (...) Hemos construido una portentosa tecnología del solipsismo: instrumentos del aislamiento y de la polarización que bien pueden escapar de la exigencia cardinal de un régimen democrático: ofrecer razones, ventilarlas públicamente". Se trata entonces de "el hombre-cápsula. Sus oídos escuchan sólo lo que ha decidido oír; sus ojos ven sólo lo que quiere ver. No sabe más que lo que ya sabía. Su ignorancia es orgullosa porque encuentra siempre legitimidad en la ignorancia común".