jueves, 21 de octubre de 2010

La Muestra

Hoy se iniciaron las proyecciones para la prensa de las películas programadas en la LII Muestra Internacional de Cine. Estas son mis opiniones:

"El extraño caso de Angélica" ("O estranho caso de Angélica", Manoel de Oliveira, Portugal). Lisboa, el Tajo, Manoel de Oliveira... De cómo atrapar el alma de una mujer sonriente en una fotografía, y ser atrapado por ella...

"Verano de Goliat" (Nicolás Pereda, México). La ñora desquiciada por el abandono... la ropa del amado como segunda piel... repta en el agua primigenia entre sonidos animales, y emerge a los créditos finales ahí donde la película apenas revelaba a su personaje...
El cine mexicano como descanso en la Muestra: para quedarse en casa...

"Hahaha" (
Hong Sang-soo, Corea del Sur). Encontrarse en la mirada de esa mujer, enamorada de una fantasía que la maltrata. Entre el amor ingenuo y el amor cínico, la depresión como el amigo común que los une y los oculta mutuamente. Ella sólo quiere ser deseada o reconocida o tener una casa. Gracias por una buena historia.

"Un hombre que llora" ("Un homme qui crie", Mahamat-Saleh Hauron, Francia-Bélgica-Chad). Un león cansado, un campeón de natación confinado como cuidador de una piscina de hotel de lujo, un padre que se desmorona cuando la repentina conciencia de su envejecimiento le estalla en el rostro. La sombra ominosa de la guerra, la huída culpable hacia el caos del que todos huyen. Un hombre que llora: una historia sin fuerza, un final sin sustento.

"Copia fiel" ("Copie conforme",
Abbas Kiarostami, Francia-Italia). La pareja, otra vez. El matrimonio como simulacro, basta para iniciarlo una mirada externa. El pleito continuo como combustible, no para mantener el movimiento sino para consumirse en sí mismo, la tensión como condición de cercanía. Hasta el momento de decisión: ¿sigo en el simulacro, o regreso a mi realidad? Final abierto. Copia fiel: copia conforme.

"Anticristo" ("Antichrist", Lars von Trier, Dinamarca).
Cuando llegan los tres mendigos, alguien muere. Desconsuelo, dolor, desesperación. El sexo como puerto de fuga. El amor que sólo es posible como daño al amado. Ir al encuentro de nuestros miedos, perdernos en la bruma, encontrarnos en la muerte... regresar entre fantasmas. Desde la depresión más profunda, Lars von Trier: Anticristo, cine puro, la cima de esta Muestra.

"En un rincón del corazón" ("Somewhere", Sofia Coppola, Estados Unidos).
Un joven actor de Hollywood. Se aburre. Fin. Somewhere: para quedarse en casa.

"La leyenda del tío Boonmee" ("Loong Boonmee raluek chat",
Apichatpong Weerasethakul, Tailandia). Profusa, confusa, difusa. La leyenda del Tío Boonmee.

"Submarino" (Thomas Vintenberg, Dinamarca).
Sólo 50 minutos de buen cine, cine duro, cine de Dogma. Un hombre puesto en el límite desde la entrañable culpa por la muerte de su hermano niño. Su único amigo y su igualmente patética amante sobreviven apenas en el borde del vacío, hasta que... "por favor, ya no resisto más", disolvencia a negro... el resto puede verse en un autobús.

"La pivellina" (
Tizza Covi y Rainer Frimmel, Italia). Aia. Dos años, tal vez. De cómo una mujer hermosa llega como inesperado regalo del azar, nos ilumina la vida y nos dibuja una sonrisa. Hasta que quien la abandonó regresa por ella. Documental que es película neo-neorrealista. La pivellina: una trampa de la memoria, una historia para vivir.

"La mirada invisible" (Diego Lerman, Argentina).
Los vigilantes también están en prisión. La mirada invisible, panóptica, omnisciente, sólo es posible desde la mierda. Sexualidad femenina construida con el robo de ruidos, olores, miradas: la lenta construcción, detalle a detalle, desde la opresión carcelaria que es el encierro escolar, de un personaje femenino patéticamente entrañable (excelente actuación, excelente fotografía). La mirada invisible: muy buen cine argentino.

"Del perdón al olvido" ("Life during war time", Todd Solondz, Estados Unidos). Por momentos casi lo logra. Complemento de aquella igualmente hipócrita y culposa "Felicidad". "El mal está dentro"... pero le falta fuerza y valor para rasgar la superficie de colores pastel, o para elevarse a la parodia total de los amores enfermos de tres hermanas desde la agotada tradición woodyallenesca. La culpa judeocristiana que nos condena al perdón o el olvido como única alternativa de fuga del american way of life.

"Materia blanca" ("White material", Claire Denis, Francia-Camerún). Malhecha. Y la pobre protagonista que se pasa hora y media esperando que alguien -la directora, el guionista, el fotógrafo tembleque, alguno de los actores de reparto igualmente extraviados- que alguien le diga por compasión qué está haciendo ahí.

"Los gatos persas" ("Kasi az ggorbehaye irani khabar nadareh", Bahman Ghobadi, Irán). Cede a la tentación de un final melodramático que no venía al caso, y pierde la perfección. Como documental es maravilloso, como historia cinematográfica es extraordinaria. Rasgar cuántos velos para asomarse a la vida escondida de los jóvenes de Teherán, la música como columna vertebral de una vitalidad invencible. Los rostros, las voces, la poesía de una cultura milenaria y contemporánea.

"De hombres y de dioses" ("Des hommes et des dieux", Xavier Beauvois, Francia). "Tú me envuelves, me sostienes, me abrazas", ¿cómo podría dejarte? No es el credo, no es la liturgia, no es el lugar... no es el Tiempo, que termina matándonos por empeñarnos en nuestro valor individual. La amorosa construcción de una sonrisa colectiva, la paz por fin encontrada en el fondo de uno mismo. Es la fraternidad creada por un Padre común. Nostalgia de la familia. La maravilla de lo absoluto.

"Conocerás al hombre de tus sueños" ("You will meet a tall dar stranger", Woody Allen, Estados Unidos). La misma película de Woody Allen que hemos visto tantas veces. Agotado hace treinta años: los mismos temas, los mismos personajes, los mismos viejos recursos cinematográficos, ¡la misma música! Los mismos a mi alrededor que se sienten obligados a reir con cualquier diálogo.

"Un filme socialista" ("Film socialisme", Jean Luc Godard, Francia). Si mantienes la capacidad de desconcertar, no eres un viejo. Un reto seguirlo hasta el final. La única forma de aproximarse a la realidad dislocada es con un lenguaje dislocado. La música, la geometría, la filosofía, la utopía: vanos esfuerzos por comprenderla. "Podemos tener ideas diferentes, si compartimos nuestros sueños".

"Los chicos están bien" ("The kids are all right", Lisa Cholodenko, Estados Unidos). De la dificultad de la vida en pareja. También en una pareja de mujeres lesbianas. El juego de roles que todos jugamos: lo masculino y lo femenino, lo adulto y lo pueril. La vida en pareja como una negociación cotidiana, entender y seguir. Errores con culpa, errores sin culpa, errores grandes y pequeños, errores que merecen el perdón. La paternidad vacía, la fraternidad como refugio posible, los amigos que acompañan y compensan. Los niños que crecen, que se hacen adolescentes, que se van. The kids are all right. Buena película. En días difíciles.

"Tetro" (Francis Ford Coppola, Estados Unidos). Buenos Aires... ¿y por qué no? Dónde, si no, encontraríamos a El Perseguidor y a La Maga. Grafiti inicial: “No sueltes la soga que me ata a tu alma”. Y una eterna sonrisa amorosa que ilumina la vida. El sonido más hermoso del universo. Con la fuerza del cine en blanco y negro. Hasta la Patagonia, donde se desvanece como una telenovela elegante. Tetro: el viejo Coppola, una clase maestra de guión cinematográfico durante la primera hora, sin fuerza para llegar hasta el final con la misma asombrosa emoción.

"Dulce niño" ("szelíd teremtés. A Frankenstein-terv", Kornél Mundruczó, Hungría). Técnicamente impecable... Un edificio próximo a la demolición como escenario intemporal, rostros sin expresión que obligan a construir la emoción de los personajes... Una historia que reclama su propia credibilidad desde el principio, pero que finalmente deja demasiados huecos de inverosimilitud, y termina deshilachada. Un intento al que pierde su propia ambición: reelaborar el mito de la criatura de Frankenstein, desde el extravío por la paternidad ausente.

"El amor de mi vida" ("Bright star", Jane Campion, Gran Bretaña). Grand finale. Una impecable película de época, al estilo británico. El nacimiento del amor romántico, con su final de tragedi: la muerte del jovencísimo poeta John Keats, su amor necesariamente no culminado con una campestre artista de la costura. Maravillosa iluminación, extraordinarias actuaciones... y esas tomas cerradas sobre la aguja, el hilo, la tela, las manos...

viernes, 8 de octubre de 2010

Mi voto a la radio para los niños

Me invitaron a participar en el concurso de programas radiofónicos convocado por la octava Bienal Internacional de Radio, como uno de los tres jurados en la categoría de programas para niños. Hoy viernes, 8 de octubre, durante la clausura al mediodía se anunciaron los programas ganadores, por lo que ya puedo publicar aquí mi voto particular, y mis comentarios acerca de la decisión final.

Acepté ser parte del jurado aunque el concurso de la Bienal se ha distinguido durante sus catorce años por sus criterios viejos, convencionales, timoratos. En éste caso, conocí los nombres de mis compañeras dos semanas antes de la deliberación final, y quiero decir que desde entonces y hasta la firma del acta oficial no me he sentido orgulloso de ellas, precisamente por ese prejuicio que encontré fundado: Martha Romo, creadora de Radio Rin -¡hace veinte años!-, y Maru Enríquez, cantante y locutora.

Yo espero haber aportado la experiencia de nuestro trabajo de quince años en la investigación y la promoción de la radio para los niños con una perspectiva comunitaria, la organización de cuatro encuentros regionales de productores y la convocatoria a un premio de tesis universitarias sobre la radio y los niños.

Esa experiencia, pero sobre todo la actitud correspondiente: importa animar ensayos colectivos, que como principio aspiren a la trascendencia, en espacios sociales como la escuela y el barrio, que apuesten por la presencia de los niños no como coartada sino como condición, que sueñen con una radio con imaginación y respeto a los deseos y la inteligencia de los niños.

Durante las dos reuniones del jurado para decidir a los ganadores me empeñé en que no premiáramos lo que se ha hecho hasta ahora, sino posibles rutas de fuga hacia la nueva radio para los nuevos niños. Sin ignorar a la calidad radiofónica como prueba suprema (tanto en producciones profesionales, institucionales o independientes, como en producciones amateurs). Nueva radio en temas, sí, pero sobre todo por sus exploraciones y toma de riesgos en formatos y géneros.

Mi única duda para "Sabines en sueños", de radiombligo de Chiapas, ganador del primer lugar, era si podía considerarse como un programa para niños. Por fortuna para todos, desde el inicio de la discusión entendimos que la poesía es para cualquiera, y particularmente para los niños, de cualquiera edad. Me parece una pieza radiofónica muy cercana a la perfección -por el tema, el guión, las voces, el ritmo, el uso de la voz del poeta... emocionante y conmovedora-, y la rúbrica sin duda hubiera sido la ganadora si existiera esta categoría.

Insistí en la posible premiación a un programa de radio arte para niños, producido por La Tribu, vanguardia de la radio comunitaria en Buenos Aires: "En la boca no", que yo propuse para el segundo lugar. Sigo convencido de que deben alentarse intentos como éste de ofrecer a los niños nuevas formas de hacer y escuchar la radio, además con una excelente calidad. La objeción fue acerca de su contenico, que en parte reproduce y exalta valores políticamente incorrectos. Como si los niños no vivieran en una realidad así, con tales estímulos y lenguaje. Y también fue esa irreverencia lo que me encantó.

"Viaje al mundo de la imaginación", de la Universidad de Colima, ganador del segundo lugar, me pareció desde que lo escuché que debería haber sido el gran ganador. Pero me decepcionó entrañablemente saber que es un programa viejo, que no se ha replicado de ninguna forma, que se había presentado a concurso repetidas veces. Eso contradecía mi argumento principal, de manera que finalmente yo lo hubiera quitado sin más de entre los ganadores.

No lo hice porque así el resto del jurado hubiera subido todavía más un programa que a mí nunca me pareció merecedor de ningún reconocimiento pero que finalmente quedó en el tercer lugar: "Microbitos", del Instituto Mexicano de la Radio, un programa mal hecho que fue mencionado y por fin premiado sólo por el tema que trata. No fui capaz de convencerlas de que no basta un tema "necesario y urgente", independiente de su mal tratamiento que no excusa la transmisión en vivo.

Para el tercer lugar, o quizá para el segundo si se movía el radio arte, mi propuesta fue "Independencia, un sueño de 200 años", una producción de Radio Universidad Veracruzana sobre la presencia de Morelos en Córdoba. Una inmejorable obra de radio didáctica que sucede en un salón de clase y el patio de recreo, con la maestra y sus alumnos muy verosímiles -gran trabajo de guión y de voces-, una clase de historia que demuestra que la radio puede ser un buen recurso de educación. La objeción: ¡que tiene mucha violencia!, ¡si hablamos de la revuelta por la independencia!

El jurado decidió que no habría una mención honorífica. Para estas yo tenía dos propuestas, sólo aparentemente contradictorias con mi argumento central de animar la innovación hacia el futuro de la radio para los niños: "¡A bailar, niños!", de Cosquillas, un gozoso y muy bien hecho programa para poner a bailar a los niños, y otro programa argentino, "Cuenta que te cuenta", donde la voz absolutamente expresiva basta para contar un cuento. El regreso a lo elemental, a la radio pura.

En cambio consideramos, y finalmente desechamos, por una parte "Riofaunando" que contiene muy buenas canciones compuestas e interpretadas por el mismo equipo de producción y una narración que fluye hasta el mensaje final: contra la contaminación de los ríos; pero hay una confusión de géneros y formatos que muy probablemente no podría seguir un niño promedio. También consideramos dos programas indigenistas, "Oquichpilillo (niño querido)" -que a mí me hubiera satisfecho particularmente porque se refiere a la cultura tenek, de San Luis Potosí- y "Conservando nuestro idioma indígena", que asimismo desechamos porque su ritmo obliga a una atención especial que no se encuentra en los niños promedio.

Aquí termina mi participación en ésta octava Bienal Internacional de Radio.