miércoles, 7 de diciembre de 2011

Mi primera Muestra en Aguascalientes

Hoy se inicia para mí la LIII Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional, en Aguascalientes. He seleccionado sólo ocho películas de las dieciocho programadas. Funciones a las 17:00, las 19:00 y las 21:00 horas, en el Auditorio Pedro de Alba de la UAA, $45 el boleto. Toda la información se encuentra en www.uaa.mx/principal/info/nov_2011/53_MIC.pdf ¡Vamos!

“En un mundo mejor (Haevnen)”, de Susanne Bier. ¿El médico sin fronteras en un campamento de refugiados africanos definidos por la violencia, héroe blanco que enfrenta solo a un “señor de la guerra” para demostrar a su hijo 10 mil kilómetros distante que sí es un hombre con valor? ¿La violencia escolar nada inocente, que se expresa al otro lado del mundo con esos negros siempre en guerra que acuchillan a mujeres embarazadas para sustentar la apuesta sobre el sexo del nonato? ¿El niño que odia a quienes se dan por vencidos, que culpa a su padre porque no cumplió la promesa de que su madre se recuperaría del cáncer y porque le mentía al asegurarle que ella no sentía dolor? ¿La reconciliación matrimonial catalizada por el heroísmo del niño nerd, el inexpresivo niño odiador salvado del vértigo del suicidio que nunca sonríe pero finalmente llora porque extraña a su mami? Temas extraviados en un final feliz que le gustó a la “Academia” de Hollywood y le dio el Oscar a la mejor película extranjera. Película de autobús.

"Confesiones en el diván (Mahler auf der couch)", de Percy y Felix Adlon. La majestuosa música de Gustav Mahler acompaña toda la historia: la pérdida del “punto central” -el adulterio de su muy joven esposa- del gran compositor alemán del anterior cambio de siglos, y el desconcierto desde la culpa reprimida que lo lleva a procurar un todavía balbuceante pero ya elocuente psicoanálisis con Sigmund Freud en Insbruck. Alma Malher, también compositora aunque no genial (“hubiera querido descubrirlo yo misma”), absorbida y alterada por la locura alrededor del maestro que todo lo impregna: “eres mi dios... ya soy parte de tu música, seguiré creciendo en ella, nada podrá separarme de ella”. Imágenes de romanticismo concentrado, paisajes abiertos al azoro del infinito, colores intensos pero crepusculares que prefiguran al impresionismo, ritmo contenido por los magistrales movimientos de la cámara, un excelente guión y una asombrosa edición. Magnífica.

"El puerto de la esperanza (Le Havre)", de Aki Kaurismäki. Una historia sencilla de gente sencilla. Una sencilla historia de amor. Una historia sencilla que muestra cabos sueltos hacia otras historias sencillas, ocultas tras la plácida fachada de una vida cotidiana de barrio. Una historia incrustada, que no importa: un niño africano llega clandestino en un contenedor al puerto de Havre y quiere seguir a Londres para encontrarse con su madre; un bolero, viejo pero nunca vencido, con la complicidad de sus vecinos -la panadera, el verdulero, la cantinera, otro bolero vietnamita- y a pesar de la previsible mezquindad de otros, por fin lo pone con rumbo al otro lado del mar. Todo eso sobra. Una historia sencilla que vale porque da paso a un entrañable ambiente anacrónico, una inmersión apenas perceptible en la nouvelle vague que se convierte en inesperado homenaje al cine francés de los años 60, memoria en sepia. Premio de la Crítica Internacional en Cannes 2011. Una película rara.

“El chico de la bicicleta (Le gamín au vélo)”, de Jean-Pierre y Luc Dardenne. Pierde fuerza muy al principio y tiene un final mocho, lástima de tema: la paternidad ausente. La desesperada violencia de un niño impunemente abandonado por su padre, que además vende su bibicleta, presentada como su gran recurso de movilidad y libertad. El inexplicado compromiso de una también muy joven peluquera que de pronto ya es su madre sustituta. El previsible contacto con el dealer del barrio que dirige una banda de niños asaltantes. El anticlimático encuentro con el padre a quien el niño ofrece el dinero de su primer robo. La lenta huída hacia un horizonte cercanísimo y torpemente dibujado. Gran Premio del Jurado en Cannes 2011. Prescindible.

“Había una vez en Anatolia (Bir Zamanlar Anadolu’da)”, de Nuri Bilge Ceylan. Exterior. Noche. Desolados paisajes sólo alterados por las lejanas luces de un convoy policiaco que conduce al fatigadísimo asesino -y su fantasmal cómplice- que no recuerda el sitio donde enterraron el cadáver de su amigo. Diálogos triviales que se extienden por la noche plenilunar. La angelical aparición de una joven bellísima. "Podrías contarlo como un cuento de hadas", dice casual uno de los personajes. Una tensión dramática que se genera dentro de la película pero prende del otro lado de la pantalla, en la mirada del espectador. Un asombroso trabajo de iluminación. Los sonidos del campo nocturno como única música. Minuto 80. Exterior. Día. De hecho se inicia otra película: un juego de alusiones que entretejen una trama en el reverso de la historia. Fin súbito. Gran Premio del Jurado en Cannes 2011. Extraordinaria.

“Fausto (Faust)”, de Aleksandr Sokúrov. El principio es perturbador, y marca el tono: un cadáver sacado de su tumba es desgarrado para alimentar los conocimientos del Doctor Fausto, intelectual agobiado por el tedio y la necesidad de dinero, que de pronto se encuentra negociando con el Diablo pequeñas satisfacciones hasta escalar al deseo de una noche entera con una joven de extraña belleza. Una película grotesta, estridente, repulsiva, en una atmósfera medieval que (casi) apesta. Actuaciones increíbles. Con una majestuosa música wagneriana. El final de la tetralogía de Sokúrov sobre los grandes mitos es una tal vez insuperable recreación del Fausto de Goethe, sobre la entrega de su alma y su fuga hacia la nada. León de Oro en la Mostra de Venecia 2011. Maravillosa.

"Indiferencia (Detachment)", de Tony Kaye. Lo mejor de la Muestra. La podredumbre de la sociedad norteamericana que se incuba en sus escuelas. Estudiantes que sólo esperan escapar de ahí para continuarse en el fracaso o desvanecerse en el suicidio. Padres que sólo aparecen a gritos. La indiferencia de los maestros construída como un cinismo defensivo, desde una derrota vital que no termina de aceptarse. Héroes silenciosos que portan su propio caos y estallarán en el momento menos esperado. Un piano pianísimo conteniendo toda la historia, con la complicidad de un cello tristísimo. Escena final: la lectura de "La Casa Usher" de Poe entre las ruinas de un salón vacío. Una bofetada.

"Elena (Yelena)", de Andréi Zviáguintsev. Será que estaba de plano distraído, pero me parece que la película terminó sin haberse iniciado. Una idea que nunca despega y termina en la nada: el millonario que se casa con su enfermera, que con su pensión mantiene a la familia de su huevón hijo; el millonario que muere de un infarto y ha decidido heredarlo todo a su irresponsable y desamorosa hija, y su esposa enfermera que oculta su testamento manuscrito y muda con ella a la familia de su huevón hijo. Premio Especial del Jurado en Una Cierta Mirada de Cannes 2011. ¿De veras estaba tan distraído?

En el XXXII Foro Internacional de la Cineteca Nacional, junio de 2012:

"Melancolía (Melancholia)", de Lars von Trier. Tristísima. Con la música de Wagner y el estilo de Dogma. No hay a dónde ir, no hay nada qué hacer: el planeta errante Melancolía, oculto detrás del Sol, entra en ruta de colisión con la Tierra. El primero que se fuga de la vida es el estúpido optimista. Perdido su soporte racional, la mujer práctica se derrumba en el terror. La sonrisa fatigada de la sobreviviente de una honda depresión envuelve la inocencia del niño que todo lo ignora hasta el choque final. Hay veces que te odio, hermanita... 

jueves, 21 de julio de 2011

Para la novena Bienal de Radio

Graciela Ramírez, coordinadora de producción de la Bienal Internacional de Radio, me pidió opiniones sobre la convocatoria de la novena Bienal Internacional de Radio que se realizará en octubre de 2012. Estas son mis respuestas, las preguntas pueden deducirse fácilmente:

"Graciela:

"Gracias por tu invitación a participar con mis opiniones en la preparación de la próxima Bienal. Te envío enseguida algunas notas, con mi reiterado agradecimiento por haberme considerado como jurado.

"1. En mi opinión, son adecuadas las seis categorías que ahora comprende la convocatoria, pero creo que debe hablarse de “radio para niños” y no de “radio infantil”, pues habitualmente se trata de programas producidos para niños y no por niños.

"2. En este sentido, pienso que la categoría de radio para niños desde luego se define por el público, y creo que -como intentamos aplicarlo en nuestro trabajo como jurados de la anterior Bienal- un criterio de calificación es la búsqueda de nuevos temas, formatos y géneros, incluso a veces considerando programas registrados en otra categoría: hubo por ejemplo un radio arte para niños...

"3. Me parece que es correcto que los jurados reciban todos los programas registrados en su categoría. Creo que la preselección debe limitarse al momento del registro, en acuerdo con el autor del programa, sólo para asegurar que se considerará en la categoría deseada.

"4. No creo que deba limitarse el número de programas que cada concursante puede inscribir, incluso en la misma categoría. Sí creo que debe establecerse un límite en cuanto a la fecha de producción: sólo durante el periodo desde la anterior Bienal, y desde luego que no hayan sido registrados para alguna Bienal anterior.

"5. Sí me parece correcto que el concurso siga abierto a profesionales y estudiantes por igual, así como se iguala la participación de productores de radios de todo tipo, e independientes.

"6. En cambio, pienso que NO deben tomarse en cuenta aspectos extra al programa mismo, “tales como la interactividad”, mi opinión es que debe valorarse a la pieza radiofónica por sí misma. En todo caso, podría ser interesante considerar la posibilidad de un premio a esa interactividad, a los usos novedosos, participativos, trascendentes de los programas radiofónicos.

"7. Y no, por supuesto que los programas NO deben ser transmitidos para poder concursar, precisamente porque una cosa es el programa y otra cosa es el uso del programa. El valor del programa lo da el programa mismo, y no debe limitarse sino al contrario, debe estimularse la difusión no convencional y la multiplicación de los programas.

"8. En el mismo sentido, y haciéndome cargo de que hay una discusión abierta alrededor del audio streaming y el podcast, mi opinión es que NO debe distinguirse entre programas transmitidos por internet y programas transmitidos por radio abierta, o no transmitidos.

"9. Y más: por supuesto sí me parece que debe tomarse en cuenta para una discusión ordenada y alentada por la Bienal, pero NO abrir una categoría específica que considere como tal a la convergencia tecnológica en cuanto forma de difusión de programas radiofónicos.

"10. En cuanto a la transparencia del concurso y la independencia del jurado, mi experiencia personal fue satisfactoria por lo que considero que esas condiciones están aseguradas. En todo caso mi sugerencia es que se publiquen las actas de premiación, y que se anime a los jurados a que expongan sus votos particulares.

"Me parece que ya me extendí demasiado. Espero que mis opiniones tengan alguna utilidad para el propósito que mencionas.

"Con un saludo cordial,

"José Alberto López Sustaita"

lunes, 4 de julio de 2011

Encuentro de La Radio para los Niños en Puebla

Casi cincuenta productores, investigadores y promotores de la radio para los niños, del Estado de México, Hidalgo, Puebla, Tlaxcala, Oaxaca y Veracruz, nos reunimos del 24 al 26 de junio en el Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos, en la ciudad de Puebla. Fue el segundo Encuentro Regional de La Radio para los Niños "¡Para la oreja!"

Esta fue la introducción al programa del encuentro:

"Productores, investigadores, animadores de la radio para los niños tenemos mucho que decir. Y tenemos mucho que escuchar. Por eso estamos aquí, en este nuevo encuentro regional de productores de radio infantil.

"Estamos aquí porque imaginamos otra radio para las niñas y los niños de México. Una nueva radio, para los niños que no han nacido.

"Nos reunimos para reconocernos, para animarnos mutuamente, para saber que no estamos solos en el empeño de inventar una radio a la altura del público más exigente, el más ignorado: los niños.

"Nos encontramos para saber que existimos, intercambiar experiencias, problemas y soluciones, compartir recursos, información, contactos. Para exponer nuestras ideas y descubrir nuestros errores: no somos perfectos, pero necesitamos orejas amistosas para reconocer nuestras imperfecciones.

"Hace ya muchos años, en 1998, hicimos en Xalapa un primer intento. Formamos una red regional que pronto se desvaneció. En 2010, aquí mismo en Puebla, se renovó la idea, y aquí estamos otra vez. Los mismos, y muchos más. Con el mismo gran propósito: más y mejores programas de radio para las niñas y los niños de México.

"¡Bienvenido! ¡Para la oreja!"

Llamó la atención la cantidad de participantes, casi cincuenta, como en ninguno de los encuentros anteriores. Llamó la atención también la intención y la capacidad de discutir, de plantear problemas y proponer la propia experiencia, de compartir entusiasmos y realidades.

A mí me llamó la atención sobre todo la edad de los participantes. Veinteañeros, casi adolescentes. La generación de relevo para continuar la promoción de la radio para los niños en México.

(Trabajo en proceso).

lunes, 30 de mayo de 2011

Opinión sin información

El secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, dijo lo que es evidente desde hace mucho tiempo y que se ha documentado recientemente al menos por el excelente librito de Luis Rubio y un extraordinario número de Nexos: México ya no es un país pobre, somos un país de clase media.

Y eso nos obliga a rehacer el diagnóstico y, por tanto -sobre todo-, a proponer estrategias totalmente nuevas de acción política. Por ejemplo, contra la pobreza extrema. Es cierto, ¿por qué dudarlo más?: desde luego México no es un país de pobres ni, muchísimo menos, un país de miserables. Y no es un país miserable, por Dios: hace tres décadas que ya se advertía que el gran problema de México no era la pobreza como tal, sino la desigualdad. Ambas persisten, pero muy sesgadas por datos que no debemos ignorar.

Por ejemplo, los resultados del Censo, divulgados -y convenientemente ignorados por nuestra absurda y estúpida izquierda- en el principio del año.

(Trabajo en proceso).

domingo, 20 de febrero de 2011

Periodismo de ficción

A la polémica iniciada por la biografía Kapusczinsky de ficción se agrega la que mantienen Javier Cercas y defensora del lector de El País, Milagros Pérez Oliva.

El 13 de febrero Javier Cercas publicó un artículo en El País donde aboga por Francisco Rico, un fumador conocido que escribió sobre la reciente legislación contra el humo del tabaco en España y terminó afirmando mentirosamente que nunca ha fumado. Dice que fue sólo una broma, aunque en efecto la relectura del texto no la revela: desde luego, sí parece un argumento definitivo, "defiendo a los fumadores aunque yo mismo no soy fumador", nunca aparece el tono de broma.

Este domingo, 20 de febrero, la defensora del lector publica una "discrepancia de la discrepancia", que continúa y profundiza su anterior intervención el 16 de enero en el mismo sentido: en el periodismo no se admite la mentira. Punto. Por cierto, el título de sun más reciente artículo se refiere a la "noticia con ficción" que afirmó que Cercas fue arrestado durante una redada en un burdel.

(El lunes 21 Cercas responde e insiste: él no admite la ficción o la mentira en el periodismo, pero aboga por un espacio para el humor, contra "la tiranía de lo literal". Y sí, tiene razón cuando atrapa a la defensora: ¿la ficción es admisible en el periodismo literario?, ¿no es el periodismo literario, simplemente, otra forma del periodismo, sujeta a las mismas reglas y limitaciones? Y repite el resumen de su posición, muy plausible: "sostengo que el periodismo, como la historia o la ciencia, no es una mera acumulación de datos sino una interpretación de los datos, y que toda interpretación conlleva el uso de la imaginación. Por supuesto, imaginación no significa aquí invención: significa capacidad de relacionar hechos dispares").

Un ejemplo de Cercas que alude al siempre asombroso Juan José Millás es interesante, provoca una reflexión necesaria en la vieja discusión sobre las fronteras entre periodismo y literatura, o la ficción como componente de la narrativa del periodismo. ¿Es válido crear un personaje, portador de la verdad periodística, como recurso de fuerza narrativa?

Y todo esto sustenta la crítica al periodismo irresponsable y sin ética de personajes caros a nuestra izquierda ridícula, como Carmen Aristegui y su nueva batalla por el rating perdido con la coartada de la libertad de expresión. Recuerden el cinismo impune de Federico Arreola: yo inicié el rumor, y qué. Lo reconoció el 10 de febrero, cuando apenas había estallado el escándalo.

(Trabajo en proceso).