lunes, 13 de julio de 2009

El copyleft y el consumo cultural

Escribiré algo sobre lo que platicamos anoche al despedirnos en Morelia para regresar a la ciudad de México. Me llamó la atención cómo Laura y Juan José se escandalizaron porque extorsionaron a los chavos que querían vender películas de arte copiadas ilegalmente... pero no se escandalizaron porque los chavos copiaron ilegalmente películas de arte. Quiero decir que las mafias de extorsionadores, por supuesto, llegan DESPUÉS del acto de copiar películas, después de la operación de venderlas o comprarlas.

Laura dice que antes de eso vivían algunas personas, hacían copias de su música favorita para venderla a los cuates. Menciona que Gilberto Gil se pronuncia contra el castigo a la piratería, y que Joaquín Sabina hablaba alguna vez de que son más piratas las grandes compañías disqueras que se quedan con los ingresos de los artistas. Yo creo que eso es para las galerías, pura pose.

Pero es cierto, se debe considerar el movimiento del "copyleft". Aunque yo me refiero a algo más que también está ignorando nuestra "izquierda" como tema de discusión y propuesta: digamos que estamos educados como consumidores y no como productores, por eso no nos importa robar propiedad intelectual. Y digamos que me preocupa (y me preocupa que a nuestra "izquierda" no le preocupe) cómo los mexicanitos nos acostumbramos a comprar copias de mala calidad, literalmente "copias baratas"...

¿A qué llamo propiedad intelectual? A lo que se crea con la propia imaginación y que se puede vender como producto del propio trabajo intelectual. A Laura le sorprende que se pueda considerar como una propiedad; yo creo que sí, desde luego, aunque ella insiste en la vieja coartada de que en el momento en que una obra se publica, que se hace pública, es ya patrimonio de todos. Ya quiero verla cuando alguien copie una de sus coreografías.

Pienso que ésta es una buena discusión, sobre todo porque no tiene respuesta. Los anglosajones se van por el copyrigth, el cobro por cada vez que toman una de sus creaciones... en la tradición napoleónica importa el creador más que la obra, se habla del derecho de autor... Lo que importa ahora es decir que los mexicanitos no respetamos ni al autor ni a su obra, nos apropiamos de la obra e ignoramos al autor, nos condenamos a no ser creadores sino puros y simples consumidores. Otra forma de esa misma falta de respeto al autor y su obra es el consumo de copias de mala calidad, totalmente ajenas al propósito de creación original. Y si nos vamos al extremo, en esto caben también las películas dobladas o los resúmenes de "obras maestras" de literatura.

Pero sí, lo que más importa ahora es el necesario cambio de idiosincracia para reconocernos en la posibilidad y el reto de ser creadores y no sólo consumidores. Además, claro, del hecho grosero pero veo que no tan evidente de que cuando se compra un disco pirata se entregan directamente diez pesitos a una mafia asesina, ladrona, corruptora. Y no hablamos de dos o más tipos de piratería, no hay una piratería buena.

En cuanto a la relación del autor y su obra, y de estos con sus consumidores, en los términos de una "industria cultural" que permite la profesionalización de los creadores, artistas y académicos, es la misma forma de piratería.

La piratería es un concepto histórico, romántico, preindustrial, incluso en su forma de literatura.

Laura da dos ejemplos: desde que murió su maestra Nancy "su técnica tiene ese sellito de copyrigth", y lo mismo pasó con Feldenkreis, "resulta que si no tienes esa certificación que algún vivales se inventó estás violando el copyrigth". Extrañamente, para Laura eso "es un abuso, es como si patentaras una teoría" (!) Y ahí está: ¿cómo aumentar el número de patentes registradas por mexicanos, si la producción teórica, intelectual, académica es muy escasa ¡y si los posibles usuarios lo consideran no un derecho del autor para proteger su trabajo, sino un abuso!

Ahí es donde entra la alternativa del copyleft, y la idea del contenido abierto, el open source...

La crítica al copyrigth se refiere a la apropiación de la obra por el editor. El concepto de autor es muy reciente. Es un invento burgués. Por eso la respuesta es romántica: la exaltación del individuo, el culto a la libertad, el rechazo a la originalidad, la prédica contra las instituciones y sus reglas, la celebración de lo efímero.

Laura dice: pues yo soy más práctica, sólo quiero hacer lo mío y ya, y hablo como creadora. Respondo: "pues yo soy más práctico, de algo tengo que comer y si para eso tengo que vender robado pues vendo robado"... "es que somos pobres y los discos originales están muy caros"...

Ciertamente es muy complejo. No tiene una respuesta fácil, tal vez no tiene una respuesta o tiene más de una o tiene una respuesta que no nos gusta o que no sabemos reconocer. Lo que digo es que esta discusión es necesaria y que nuestra "izquierda", la vanguardia lúcida de la sociedad, no puede ni quiere hacerlo.

Las licencias copyleft como Creative Commons o GPL (General Public License) se oponen a los derechos de autor tradicionales, limitados al creador. Estas nuevas licencias proponen que las obras pertenezcan también al usuario, que es libre de modificar y redistribuir sin ningún costo; eso sí, debe publicar el resultado bajo las mismas condiciones. El copyleft por tanto requiere un compromiso, el compromiso de publicar bajo una licencia libre que impida a los creadores de programas lucrar con trabajos de otros. Si el copyright dura 5 años y luego llega el dominio público -como lo pide el Partido Pirata de Suecia-, nada impide a los desarrolladores usar entonces código sin derechos para publicar programas comerciales; el copyleft sí que lo prohíbe (nota en El País 290709).

Pendientes: leer el comunicado de Richard Stallman, "gurú del software libre y creador de las licencias copyleft". El documento sobre la economía pirata mencionado por Leo Zuckerman. La discusión abierta por el gobierno de Canadá.

Agregado el viernes 21 de agosto: Amazon, Microsoft y Yahoo planean formar una alianza para oponerse a un probable acuerdo que dará a Google los derechos para comercializar copias digitales de millones de libros, según informa The New York Times y comenta El País. “This deal has enormous, far-reaching anticompetitive consequences that people are just beginning to wake up to”, dijo Gary L. Reback, abogado de lo que llamarían (qué cínicos) Open Book Alliance: una alianza por el "contenido abierto".

(Trabajo en proceso)...

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