jueves, 1 de octubre de 2009

Para una clase pendiente en mi vieja escuela

“Sí, nosotros, los medios y el público también somos culpables.

“Conductores, reporteros y analistas privilegiamos la cobertura de legisladores 'exóticos'. Cuando aparece un diputado formal, que habla de cosas serias, los periodistas ni siquiera encienden sus grabadoras. Se mueren de aburrimiento. Pero de pronto el legislador escandaloso se dirige a la tribuna. Cámaras y micrófonos se encienden. Los periodistas se espabilan. 'Viene El Hermoso, él siempre da la nota'. Y El Hermoso efectivamente da la nota. Insulta, escupe. Chilla y gime desde la tribuna. Entre más lo hace, más se regodean los medios. Ya hay nota que reportar y analizar.

“Del otro lado, el público escucha fascinado los chiflidos y las mentadas que vienen desde San Lázaro. Muchos se indignan. Otros celebran la picardía mexicana. Todos se fascinan por el espectáculo. Los índices de audiencia se incrementan. Es la política de vodevil”. (“Medios y público, culpables” de Leo Zuckermann en Excélsior del lunes 28 de septiembre de 2009).

“Hay una manera de parar el vodevil: no premiarlo en los medios” (“Vodevil” de Héctor Aguilar Camín en Milenio del martes 29 de septiembre de 2009).

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